Florence Griffith

Hera's Sports Club: Florence Griffith

Al revisar la historia de Florence Griffith, siempre salta la polémica alrededor de las medallas y récords que la mantienen, aún 30 años después, como la mujer más rápida del mundo

¿Usó o no sustancias prohibidas? ¿Cómo logró modificar su cuerpo en tan poco tiempo? ¿El día de la competencia había viento que le ayudó? ¿Se alteraron los registros oficiales? ¿Por qué se retiró tan pronto? ¿Por qué murió de esa forma tan sorpresiva para muchos? 

Y así, una larga lista de dudas y cuestionamientos.

Pero vamos por partes:

Inicios de Florence Griffith

La historia de Flo-Jo, como era apodada, en las pistas de atletismo comenzó a temprana edad. Desde niña destacó y sus condiciones atléticas eran más que notables. Inclusive, ganó en la edición de 1973 de los Jesse Owens National Youth Games.

Desde temprano destacó en las pistas. Fuente: Keikai Blog

Sin embargo, ser deportista a tiempo completo no parecía ser la opción de Florence para ayudar a su familia y “ganarse la vida”, por lo que dejó el atletismo de lado para buscar un trabajo de “15 y último”.

Fue el entrenador Bob Kersee quien le dio un giro a esta historia: conociendo su potencial, logró que le otorgaran una beca en la afamada UCLA y empezaron a trabajar juntos. Durante su época universitaria, Florence acumuló varios títulos en el circuito de la NCAA: 

  • 1981: rompió el récord universitario en la World Cup, en la competencia de relevos 4×100.
  • 1982: dominó los 200 metros con tiempo de 22.39 segundos
  • 1983: en su año Senior ganó en los 400 metros, estableciendo un récord para el momento con 50.94. También en 1983 participó en los I Campeonatos del Mundo, donde terminó en la cuarta posición en los 200 m.

En los registros de la UCLA, su marca de 11.06 para los 100 metros es segunda en la lista de todos los tiempos, mientras que sus 22.23 en los 200 (récord universitario) y 50.94 en los 400 metros están en el tope del histórico de la universidad californiana.

En su ciudad natal, Los Angeles, ganó su primera medalla olímpica en 1984. Fuente: Pinterest

Medallista en casa

Después del fracaso económico de Montreal 1976 y la división que generaron los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, la edición de 1984 pendía de un hilo, ya que no había candidaturas para organizarlos.

Sin embargo, desde Estados Unidos se asume la responsabilidad, con la ciudad de Los Ángeles como la elegida.

Uno de los aspectos más relevantes de estos juegos, es que dieron paso a la inversión privada de empresas, marcas y patrocinadores, ante la falta de dinero gubernamental. También se realizaron a pesar de que se repitió un boicot, esta vez por parte de la Unión Soviética y el bloque comunista, quienes decidieron no asistir al evento en suelo estadounidense. 

En este contexto, Florence Griffith se colgaría, en su ciudad natal, la medalla de plata en los 200 metros. Detuvo los cronómetros en 22.04 segundos, solo por detrás del 21.81 de su compatriota Valerie Brisco-Hooks.

Después de las Olimpíadas de 1984, se alejó temporalmente de las pistas y se casó con Al Joyner, atleta y campón olímpico. Fuente: womenafrica.com

Una vez terminados los Juegos, Florence se tomó otro receso de las pistas. Durante ese período, se casó con el también atleta (y campeón olímpico en triple salto) Al Joyner.

Su vuelta en 1987 traería elogios y críticas por igual. 

El año récord

Rápidamente, Florence Griffith comenzó a destacar a su vuelta. En el Campeonato Mundial de Atletismo de Roma 1987, se quedó con la presea dorada en el relevo de 4×100 y la de plata en los 200 metros. 

1988 sería su año de principio a fin:

  • En los clasificatorios olímpicos, en Indianápolis, logró imponer el récord mundial para mujeres en los 100 metros con un increíble 10.49, que se ha mantenido vigente hasta ahora (pero siempre con polémica sobre la fiabilidad del registro). El récord anterior eran los 10,76 de Evelyn Ashford.
  • Los Juegos Olímpicos en Seúl fueron su consagración, con tres medallas de oro y una plateada, convirtiéndose así en la primera estadounidense en lograr esa cantidad en una cita olímpica
    • Los 100 planos fue donde dio más espectáculo, no solo llevándose la medalla de oro, sino imponiendo los tres mejores tiempos de la categoría: 10,54 segundos en la Final (no considerado récord olímpico porque la velocidad del viento era mayor a la permitida), 10,62 segundos en Cuartos (récord Olímpico vigente) y 10,70 segundos en Semifinales. https://youtu.be/XZ6qmuXPRTk
    • En los 200 se quedó con el oro,estableciendo otro récord mundial que sigue vigente, con marca de 21,34 segundos.
    • Un oro en el relevo 4×100 y una plata en los 4×400 completan su cosecha en la cita. 

Ese año también recibió diferentes premios y reconocimientos:

  • El Comité Olímpico la nombró Atleta del año, en el renglón femenino.
  • Associated Press, UPI y la revista Track & Field hicieron lo propio. 
  • Ganó el Premio Jesse Owens de atletismo, entregado al atleta con mejor desempeño en la disciplina y el Premio Sullivan en 1989 para los deportistas amateur más destacados. 

A pesar de las victorias, no todo fueron flores para Flo-Jo. Estos récords estarían rodeados de críticas y sospechas que van desde el uso de sustancias no permitidas hasta registros errados sobre la velocidad del viento. 

Inclusive, comenzaron a resonar más fuerte, luego de que la californiana decidiera retirarse definitivamente de las pistas de atletismo unos cinco meses después de las Olimpiadas en Seúl. Poco después se reforzaron las reglas antidopajes estableciendo exámenes sorpresa, echando más leña al fuego. 

La polémica

Todo el revuelo causado por los récords de Florence Griffith puede analizarse desde los siguientes aspectos:

  • Posible uso de esteroides: De acuerdo a las autoridades deportivas, Griffith nunca dio positivo en las pruebas antidopaje a las que fue sometida. Sin embargo, eso no ha sido suficiente para convencer a sus críticos, quienes destacan el cambio físico que tuvo entre 1984 y 1988.

«Primero, al lograr un nuevo récord mundial, dijeron que el viento la había ayudado. Después, cuando ganó todas esas medallas, decían que habían sido las drogas”, ha reclamado su marido y entrenador Al Joyner, quien asegura que la única razón de su éxito fue el trabajo y la dedicación constante. La propia Florence aseguró que esa mejora en su condición física era por el cambio de entrenador y a los ejercicios de fuerza que aumentó en su rutina para trabajar la parte inferior del cuerpo. 

Vale destacar que, durante los 80s, el deporte vivió una etapa turbia respecto al uso de esteroides y otras sustancias. De hecho, luego de la cita en Seul, Ben Johnson fue despojado de sus títulos por dopaje y llegaron las acusaciones de Darrell Robinson contra Flo-Jo y otros atletas, aunque estas últimas nunca fueron demostradas.

  • Récord imbatible: Los récords masculinos han cambiado de dueño varias veces en los últimos 30 años, mientras que las marcas impuestas por Florence se mantienen intactas, y ninguna corredora ha podido llegar lo suficientemente cerca. 

Las que más se han acercado a la marca son: Carmelita Jeter (10.64, 2009), Marion Jones (10.65, 1998), Shelly-Ann Fraser-Pryce (10.70, 2012) y Elaine Thompson (10.70, 2013), Este hecho hace levantar sospechas a más de uno, sumando a las teorías sobre uso de droga o condiciones favorables (pero ilegales) para que Flo-Jo volase en la pista.

En 1995 fue exaltada al Salón de la Fama del Atletismo. Fuente: SportsCasting.com
  • Registro del viento: El límite legal de la velocidad del viento en las competiciones de atletismo es +2m/s. Esto asegura que las corrientes de aire no favorecen (o incomodan) la actuación de los atletas.

En el caso de la marca registrada por Griffith en 1988, hay mucha confusión y diferentes versiones. Oficialmente, fue registrado un viento de 0.0 m/s. Sin embargo, otros registros de ese día muestran corrientes de viento muy por encima del límite legal que podrían haber favorecido el desempeño de las atletas. 

Muchos han apuntado directamente al video de la carrera, señalando el movimiento de algunos elementos en la pista, que confirman la presencia de viento. Por otro lado, el aeropuerto de la ciudad, que está ubicado cerca del estadio, reportó vientos entre 29 y 35 k/h ese día. Además, otros eventos que se celebraron en paralelo o cercano a los 100 metros femeninos, como las semifinales y final de los 100 metros masculino (+2,6 m/s, +4,9 m/s y +5,2 m/s.) y el triple salto masculino (4,3 m/s, 4,5 m/s) tienen registros elevados. 

Otro asunto que levanta suspicacias es que tres series de cuartos de final de los 100 metros planos femeninos, se realizaron en unos 10 minutos; las dos primeras mangas registraron 0.0 m/s, mientras que la segunda marcaba 5 m/s.

El proveedor de los anemómetros, Omega, ha insistido siempre en que ese día no hubo problema con ninguno de los equipos de medición y que durante la carrera, como el viento era cambiante, soplaba en perpendicular a los medidores y a los atletas, descartando cualquier efecto favorable.

Esa afirmación no fue convincente e inclusive hay estudios y análisis que se han enfocado en rebatirla

  • Su retiro: unos meses después de quebrar récords y ganar medallas, Florence Griffith anunció su retiro. Esta decisión solo sumó sospechas, considerando que iban a comenzar a aplicarse exámenes antidopaje por sorpresa.
  • Su muerte: En 1996, Flo-Jo anunció su regreso al atletismo; el objetivo era lograr la marca de los 400 metros, pero una tendinitis le frustró su intento. Poco después, con su muerte  el 21 de septiembre de 1998, se avivaron las sospechas de abuso de sustancias ilícitas.

Según el reporte oficial, la autopsia indicó que falleció por un ataque de epilepsia y posterior asfixia mientras dormía. Nuevamente la Comisión Médica del COI afirmó que Florence dio negativo a las múltiples pruebas a las que fue sometida durante su carrera.

Más allá de las pistas

Florence Griffith tenía un gran talento, pero también le sobraba personalidad y carisma. Cuando entraba en las pistas de atletismo, no había forma de no notarla: llegaba con el cabello arreglado, las uñas largas y pintadas y con ropas llamativas, muchas veces diseñadas por ella misma.

Durante los 80’s, Florence fue una de las atletas que ganó buenas sumas de dinero, por medio del patrocinio y alianzas con varias marcas. Uno de los acuerdos más icónicos fue con la compañía de juguetes LJN, que creó una muñeca inspirada en la atleta.

Amante de la moda, Flo-Jo no solo confeccionó sus atuendos para los eventos deportivos. En 1989, recibió la invitación para diseñar los uniformes de Indiana Pacers, que la plantilla usó por siete temporadas y son familiares para cualquier fan del llamado “mejor baloncesto del mundo”. 

También apareció en la telenovela Santa Bárbara, probó con la pintura, la escritura de novelas románticas, además de patentar su propia marca de cosméticos y grabar videos sobre fitness.

Después de su retiro, fue presidenta del Council on Physical Fitness and Sports y trabajó con la Sociedad Norteamericana de Cáncer, la Fundación de Esclerosis Múltiple y la Coalición de Negocios contra la Osteoporosis. También fue co-fundadora de la Fundación para jóvenes Florence Griffith-Joyner. 

En 1995 fue exaltada al Salón de la Fama del Atletismo. En 1988, su Alma Mater había planeado su inducción al Salón de la Fama, con un evento pautado justo para dos semanas después de que fue anunciada la muerte de Florence. 

A pesar de su muerte, Flo-Jo sigue recibiendo reconocimientos: La revista Ebony la incluyó en su edición de marzo de 2020, como una de las 10 atletas afro-americanas más importantes de todos los tiempos, y Sports Illustrated la eligió en el puesto 6 entre las mejores 40 atletas de la llamada Title IX Era.

Florence Griffith-Joyner en el Museo de Madame Tussaud en New York. Fuente: Flickr

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