París, verano de 1900.
Muchos ojos estaban sobre la llamada “ciudad de la luz”. Se realizaba la “Exposición Universal”, en la que se mostraban los más recientes avances y obras de ingeniería, diseño, arte y ciencia de la época.
Como parte del programa del evento, se incluyeron las competencias que formaban la segunda edición de los Juegos Olímpicos modernos. Y si bien esas olimpiadas en suelo francés han sido consideradas un fracaso por la poca organización y la nula difusión que tuvieron, no todo fue malo en París.
En esta edición se permite, por primera vez, la participación de mujeres atletas; 22 en total, repartidas en tres disciplinas: cricket, golf y tenis. Además, en tenis, fútbol, polo y remo se inscribieron equipos mixtos.
Es así como la tenista inglesa Charlotte Cooper se convirtió en la primera campeona olímpica al ganar la competencia individual de tenis.
Derrotó en la final a la local Hèléne Prevost y se fue a casa con las manos llenas, luego de salir victoriosa también en la categoría de dobles mixtos junto al británico Reginald Doherty.

Vale destacar que los logros de Charlotte no se limitan a la cita olímpica. Por el contrario, “Chatty”, como también era llamada, tuvo una extensa y exitosa trayectoria deportiva.
Inicios en el Ealing Lawn Tennis Club
La historia de Charlotte comienza en la ciudad de Ealing (Middlesex, Inglaterra), donde nació el 22 de septiembre de 1870. Era la menor de los seis hijos del molinero Henry Cooper y su esposa, la estadounidense Teresa Georgiana Miller.
Dio sus primeros pasos en el Ealing Lawn Tennis Club, junto a H. Lawrence y Charles Martin como sus primeros entrenadores. Luego estaría bajo la tutela de Harold Mahony, figura del club y posterior campeón olímpico, que le ayudó a mejorar la velocidad de sus golpes.
En su libro de 1910, Lawn Tennis for Ladies, Dorothea Lambert Chambers comparte este pasaje en el que Cooper relata esas primeras victorias en el club local:
«Ganar mi primer campeonato en el Ealing Lawn Tennis Club, a los 14 años, fue un momento muy importante en mi vida. Lo recuerdo muy bien, engalanada por mi orgullosa madre en mis mejores ropas, saliendo para el club una tarde de sábado para jugar en la final sin un vestigio de nervios (ojalá no tuviera ninguno ahora) y ganando; ese fue el primer juego realmente importante en mi vida”.

En 1893 ganaría su primer título absoluto en el club de Ilkley, en el norte de Inglaterra.
A partir de ahí, solo tendría una fructífera carrera.
Wimbledon, el escenario de sus hazañas
Cuentan que Charlotte Cooper tenía solo dos raquetas de madera: una para cuando estaba seco y otra más vieja que usaba para los días lluviosos. En los días de juego, iba en su bicicleta hasta el All England Club, con su raqueta amarrada en la parte delantera.
Ataviada en su largo vestido victoriano, entraba a las canchas y sorprendía a más de uno con su juego agresivo, bien cerca de la red, y su servicio por encima del brazo. Ambos poco usuales entre las mujeres tenistas en el cambio del siglo XIX al XX.
Fue precisamente en Wimbledon donde completó la mayor parte de sus hazañas.

Debutó en 1893 y perdió en semifinales, frente a Blanche Bingley, otra jugadora del Ealing Lawn Tennis Club. Mientras que en 1894 fue eliminada en primera ronda por Henriette Norncastle (su peor resultado en el torneo).
En la edición de 1895, Blanche Bingley no defendió su título y Charlotte Cooper, ya campeona de Irlanda, logró su primer título en Wimbledon, al derrotar a Helen Jackson Atkins por 7-5 y 8-6, después de remontar la pérdida de los cinco primeros juegos.
Luego de su victoria sobre la grama de Wimbledon inició su periplo por otros torneos tanto en Gran Bretaña, como otros países de Europa.
¡Pero ya va!
¿Recuerdas que dijimos que Wimbledon fue el escenario en el que logró la mayor parte de sus hazañas? Van algunos datos:
- Entre 1893 y 1917, Cooper compitió en 21 ediciones del torneo.
- Protagonizó 11 finales en el All England Club, ocho de manera consecutiva: entre 1895 y 1902. Este récord se mantuvo por casi 90 años, hasta que Martina Navratilova logró su novena aparición al hilo (1982-1990).
- 4 de esas 11 finales fueron frente a Blanche Bingley Hillyard (1897, 1899, 1900, 1901), a quien solo pudo dominar en una ocasión (1901) para lograr su cuarta corona en el torneo.
- Aunque estuvo alejada un tiempo de las canchas para dedicarse a su familia, su vuelta no pasó desapercibida: en 1908, sumó un título más en Wimbledon con 37 años y 282 días.
- Cooper fue la segunda mujer (y una de las cuatro que lo han logrado hasta ahora) en ganar un campeonato en Wimbledon, luego de convertirse en madre. Blanche Bingley Hillyard (1897), Dorothea Lambert Chambers y Evonne Goolagong Cawley (1980) completan el grupo.
- Su cuenta total: 5 títulos en Wimbledon, todos contra diferentes oponentes (1895, 1896, 1898 y 1901 y 1908)
- En 1912, seguía siendo una de las mejores del circuito y consiguió jugar la final de Wimbledon a los 41 años.
- En la categoría de dobles ganó 7 veces en mixtos, y otras dos el de mujeres, aunque en esos años, esta competencia aún no era parte oficial del programa.
- De acuerdo a la Official Guide to the Wimbledon Championships, el duelo entre Charlotte y Muriel Robb en 1902 se convirtió en la final más larga para mujeres hasta ese momento: tuvo que ser detenido por lluvia cuando estaba 6–4, 11–13, pero fue reanudado desde el inicio al día siguiente, con victoria para Robb (7–5, 6–1), jugando un total de 53 games.
Excelencia en todo
Charlotte Cooper se preocupaba por trabajar no solo la parte física de su juego, sino también su fortaleza mental, por lo que jugaba calmada y era consistente en la cancha, según los relatos.
Inclusive, una de las virtudes más admiradas de Copper era su capacidad de concentración en los partidos.
Su trabajo mental tuvo que reforzarse en 1896. Después de sufrir una infección auditiva que la llevó a perder la audición, “Chatty” siempre estaba muy metida en el juego para poder identificar los movimientos de su rival y seguir el curso de la pelota.
Durante el invierno, cuando no había competiciones de tenis por el clima y no se podía jugar sobre pistas de hierba, Charlotte se mantenía en forma corriendo, caminando y jugando al hockey sobre hierba en el equipo de Surrey.
Donde llegaba, la inglesa dejaba huella: sumó 8 campeonatos irlandeses, entre otros logros en diferentes plazas europeas, especialmente Francia y Alemania.

Legado familiar
En 1901, se casó con el abogado británico Alfred Sterry y se tomó un receso de las canchas para dedicarlo a su familia y a sus hijos.
Sin embargo, cuando creyó que era el momento adecuado, regresó a su carrera como tenista, sumando muchos más éxitos.
Para Charlotte y Alfred, el deporte era un asunto familiar: su esposo también era tenista y sumó algunas victorias en Francia y Alemania. Posteriormente fue presidente de la Lawn Tennis Association.

Su hija Gwen jugó en el equipo de tenis de la Wightman Cup del Reino Unido, mientras que el esposo de Gwen, Max Simmers, fue múltiple campeón de rugby con el equipo de Escocia, y su nieto Brian, también destacó en el rugby.
Su hijo Rex fue vicepresidente del All England Club entre 1960 y 1975.
Su última visita a Wimbledon fue en 1961, poco antes de cumplir 90 años. Viajó sola desde Escocia para estar en la comida de campeones que el club había organizado para celebrar los 75 años de la creación del torneo.
Charlotte murió a los 96 años, estableciendo un récord como la atleta más longeva entre los campeones olímpicos. También es miembro del Salón de la Fama del Tenis Internacional (o International Tennis Hall of Fame).